Son muchas las personas que cuando vienen a hacer una sesión de terapia de escucha, y les pregunto qué les trae a mi despacho, su respuesta es: que tienen angustia, un nudo en el estómago, ansiedad, la respiración entrecortada etc. y cuando les pregunto si saben por qué, unas me dicen que sí y otras me dicen que no.
Sin embargo, tanto las que saben el origen de su malestar como las que no, cuando empiezan a conversar conmigo empiezan a sentir que se van liberando, porque conversar facilita tomar conciencia de las percepciones que hay en el inconsciente del pasado, del presente y del futuro, al ir poniendo palabras de forma espontánea, sin ningún esfuerzo.






