Los encuentros familiares suelen ser una oportunidad para jugar a juegos de mesa, donde hay un ganador y un perdedor o varios, y más veces de las deseadas, lejos de ser una actividad para compartir un tiempo donde todos juegan para que uno gane, termina siendo una fuente de conflictos, simplemente porque a casi nadie le enseñaron que cuando ganaba había sido gracias a la participación de todos y que cuando perdía había hecho posible el juego, aunque no hubiera sido él el ganador. Esto explica que lo importante es participar para que uno pueda ganar.
Antes de empezar a jugar es muy importante recordar que sólo podrán jugar los que estén preparados para perder. Los que no lo estén no pueden jugar, se tendrán que quedar en silencio, viendo como juegan los que sí están preparados y después de cada partida los perdedores felicitaran al ganador que manifestará su agradecimiento a los participantes que han hecho posible el juego.

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