miércoles, 14 de septiembre de 2016

LA INFINITUD Y LA DIVINIDAD HUMANA

El infinito potencial creativo de la naturaleza humana nos dota de la infinitud y la divinidad humana que algunos ven reflejados en Dios o en la Naturaleza.

Si en la Naturaleza todo es perfecto y todo tiene su sentido, el ser humano que forma parte de ella como el resto de los seres vivos, también es perfecto y todo lo que vive tiene su sentido. La creatividad nos lo puede ir mostrando haciéndonos infinitos y divinos.

Todo lo que vemos fuera de nosotros es el reflejo de lo que está dentro. Todo lo que está dentro sólo lo podemos ver mirando todo lo que está fuera, porque nos puede hacer de espejo.

Un cristal se convierte en un espejo cuando lo tintamos para impedir que podamos ver lo que hay detrás y así pueda  reflejarse lo que está delante. Aunque podamos imaginar o intuir lo que hay detrás del espejo nunca lo podremos observar.

Esto explica que siempre hayamos querido cambiar al otro, porque intuitivamente sabíamos que si conseguíamos ver  al otro diferente íbamos a sentirnos mejor. Ahora podemos entender que para ver siempre la  bondad del otro,  no necesitamos que él cambie, sino que nuestra percepción de él se transforme, de una tóxica que nos transmitieron y que nos genera malestar, en una sana que nos genere bienestar, desarrollando nuestra humanidad.


Cada vez que elucubramos o nos imaginamos lo que está sintiendo o pensando el otro para entender sus conductas y elaborar una respuesta condicionada, tenemos la oportunidad de darnos cuenta de que todo lo que imaginamos en el otro es el reflejo de lo que sucede en nuestro interior y con todos esos datos nuestros,  que podemos ver sólo a través del otro, podemos empezar a preguntarnos para entendernos y a escucharnos para descubrirnos que inicia  el proceso de  podernos amar incondicionalmente, creando así, poco a poco, el vínculo de la pertenencia con nosotros mismos que nos permitirá sentirnos libres para amarnos incondicionalmente, descubriendo nuestra  perfección a través de la perfección de los otros.

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