Las percepciones
las crea el cerebro reptiliano que es el que vela por nuestra supervivencia
desde que fuimos engendrados hasta el último suspiro, porque él nos dio la vida
y él nos la quitará un día. Por esto es ese cerebro y no nuestra voluntad, ni
nuestra intención, ni nuestros deseos lo que hace que una percepción se
transforme, sólo la transformará ese cerebro cuando sea necesario para seguir
sobreviviendo, que es la función que tiene dicho cerebro.
Gracias al infinito potencial creativo del que disponemos los seres humanos, el cerebro reptiliano puede transformar lo que percibimos como maldito y no está en nuestra mano cambiarlo, en bendito cuando lo considere conveniente, para seguir con el proceso de humanización que seguirá en marcha hasta el último suspiro.
La terapia educativa-experiencial de escucha te facilita que mientras vas conversando con Manuela y con
su acompañamiento, vayas descubriendo en
tu historia cuántas veces percibiste algo que viviste como una maldición y
un día
sin saber por qué hablando de esa situación con alguien lo cuentas como
una bendición y si te diste cuenta te
sentiste muy sorprendida porque es un proceso inconsciente casi siempre. Y así
mientras vas conversando de lo que
todavía tienes guardado en la memoria como maldito, tu cerebro reptiliano lo
irá transformando en bendito, a su ritmo y sin prisa, como sea
conveniente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario