La terapia educativa-experiencial de escucha te facilita que mientras vas conversando con Manuela vayas descubriendo que ofreces esa oportunidad a alguien o te la ofrecen a ti, para que los niños se sientan atendidos por amor y puedan devolverlo y no por obligación que es lo más frecuente. Conversar es un proceso transformador continuo con un horizonte esperanzador, que facilita que tanto niños como cuidadores se sientan afortunados por el tiempo compartido.
Cuando conversamos
escuchando al otro para descubrir su originalidad tenemos la oportunidad de descubrir
la nuestra, porque el cerebro humano sólo sabe percibir por comparación. Esto
explica que siempre que estamos conversando con alguien le estamos percibiendo
por comparación con nosotros mismos, por esto sólo podremos descubrir nuestra
originalidad cuando descubramos la originalidad del otro.
Cuando aprendemos a
percibirnos como originales, únicos e irrepetibles podemos entender que todos
podemos ser maestros y alumnos de todos,
porque no hay dos vidas iguales.
Cuando no nos podemos abrir a la posibilidad de que suceda lo que nuestro cerebro instintivo descubre que puede suceder, entendiendo que todo lo que puede suceder, puede suceder, para hasta que no esté sucediendo no lo podremos afrontar y mientras, el cerebro está elaborando posibles respuestas por si llegará a suceder, no quedar en shock, el propio cerebro instintivo lo desplaza al inconsciente produciendo ataques de ansiedad, sin saber qué estamos temiendo que suceda y normalmente hay que recurrir a medicación para estabilizarnos.
La terapia educativa-experiencial de escucha te facilita
que mientras vas conversando con Manuela y con su acompañamiento y orientación
vayas descubriendo los temores que tienes desplazados al inconsciente por no
poder abrirte a la posibilidad de que suceda lo que estás temiendo, tomando
conciencia de ellos y bajando así el nivel de ansiedad. Conversar es un
proceso transformador continuo con un horizonte esperanzador, que va desarrollando la capacidad de
distinguir lo que puede suceder, de lo que está sucediendo.
La terapia educativa-experiencial de escucha te facilita que mientras vas conversando con Manuela y con su acompañamiento y orientación vayas descubriendo los temores que tienes desplazados al inconsciente por no poder abrirte a la posibilidad de que suceda lo que estás temiendo, tomando conciencia de ellos y bajando así el nivel de ansiedad. Conversar es un proceso transformador continuo con un horizonte esperanzador, que va desarrollando la capacidad de distinguir lo que puede suceder, de lo que está sucediendo.
Cuando conversamos
para descubrir cosas que no sabemos de la vida, del otro y de nosotros mismos
desarrollamos la capacidad de observar y escuchar, imprescindibles para
descubrir algo nuevo.
Conversando podemos
descubrir nuestras propias percepciones mientras observamos y escuchamos con
atención plena las del otro, no para elaborar respuestas, sino para construir
nuevos aprendizajes. No te acostarás sin saber una cosa más.
La terapia educativa-experiencial de escucha te facilita
que mientras vas conversando con Manuela y con su acompañamiento y orientación
vayas descubriendo nuevas percepciones de los otros y de ti mismo que te
faciliten las relaciones humanas. Conversar es un
proceso transformador continuo con un horizonte esperanzador, para poder
percibir siempre la originalidad del otro y la tuya propia, facilitando así las
relaciones humanas percibiéndolas como oportunidades para descubrir y entender
a los otros y a ti mismo, recuperando así la paz mental cada vez que la
pierdes.
La terapia educativa-experiencial de escucha te facilita
que mientras vas conversando con Manuela y con su acompañamiento y orientación
vayas descubriendo nuevas percepciones de los otros y de ti mismo que te
faciliten las relaciones humanas. Conversar es un
proceso transformador continuo con un horizonte esperanzador, para poder
percibir siempre la originalidad del otro y la tuya propia, facilitando así las
relaciones humanas percibiéndolas como oportunidades para descubrir y entender
a los otros y a ti mismo, recuperando así la paz mental cada vez que la
pierdes.
Cuando conversamos
para descubrir cosas que no sabemos de la vida, del otro y de nosotros mismos
desarrollamos la capacidad de observar y escuchar, imprescindibles para
descubrir algo nuevo.
Conversando podemos descubrir nuestras propias percepciones mientras observamos y escuchamos con atención plena las del otro, no para elaborar respuestas, sino para construir nuevos aprendizajes. No te acostarás sin saber una cosa más.
Desde lejos vi a alguien sentado en la escalera que subía al parque. Según me fui acercando me fue pareciendo que esa persona podía ser mi madre, y cuando llegué a su altura pude comprobar que era ella, tenía la cara tapada con sus manos mientras lloraba. Le pregunté ¿qué haces aquí mamá? ¿por qué lloras? ¿qué te ha pasado? mirándome a los ojos me preguntó ¿quién eres tú? me he perdido, ¿me puedes llevar a mi casa? Le dije ¡claro, y más a usted que la conozco! le cogí de la mano y me dirigí a su casa sin mediar palabra, nuestras manos temblaban, sentí que estaba desorientada y que no sabía quién era ella, ni quién era yo, saqué mi llave y cuando abrí la puerta y la invité a entrar me dijo que esa no era su casa, que llamara a la policía y aproveché su petición para llamar al 112 pidiendo ayuda porque no sabía qué hacer, estaba igual de desorientada que ella.
Cuando conversamos,
escuchando al otro podemos descubrir que lo que no percibimos, para nosotros no
existe. Sólo existe lo que podemos percibir porque tenemos la percepción
grabada. Si entendemos que el cerebro funciona así, entenderemos que la
realidad no existe, existen percepciones de la realidad.
Por esto es tan importante conversar, para descubrir nuevas percepciones que nos faciliten percibir aspectos nuevos de la realidad, creando nuevas percepciones, es decir tomar conciencia de muchas cosas que suceden dentro y fuera de nosotros que no percibimos por no tener percepción transmitida.
