Desde lejos vi a alguien sentado en la escalera que subía al parque. Según me fui acercando me fue pareciendo que esa persona podía ser mi madre, y cuando llegué a su altura pude comprobar que era ella, tenía la cara tapada con sus manos mientras lloraba. Le pregunté ¿qué haces aquí mamá? ¿por qué lloras? ¿qué te ha pasado? mirándome a los ojos me preguntó ¿quién eres tú? me he perdido, ¿me puedes llevar a mi casa? Le dije ¡claro, y más a usted que la conozco! le cogí de la mano y me dirigí a su casa sin mediar palabra, nuestras manos temblaban, sentí que estaba desorientada y que no sabía quién era ella, ni quién era yo, saqué mi llave y cuando abrí la puerta y la invité a entrar me dijo que esa no era su casa, que llamara a la policía y aproveché su petición para llamar al 112 pidiendo ayuda porque no sabía qué hacer, estaba igual de desorientada que ella.
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