Cuando conversamos
para descubrir cosas que no sabemos de la vida, del otro y de nosotros mismos
desarrollamos la capacidad de observar y escuchar, imprescindibles para
descubrir algo nuevo.
Conversando podemos descubrir nuestras propias percepciones mientras observamos y escuchamos con atención plena las del otro, no para elaborar respuestas, sino para construir nuevos aprendizajes. No te acostarás sin saber una cosa más.
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