Los comportamientos violentos han estado ligados generalmente al género masculino y el tema de la violencia sicológica en el hogar, porque se discute acerca de la supuesta supremacía del hombre en la autoría de los mismos. Actualmente, para algunos investigadores, casi el mismo número de hombres que de mujeres sufren malos tratos por parte de sus parejas. No hay que evadir que ahora las mujeres tienen un cambio de actitud y ya no se dejan maltratar y responden a los hombres por estres o desquite debido a un historia de malos tratos.
En muchos países, entre ellos algunos del continente americano, el número de hombres que reciben malos tratos de sus parejas es prácticamente similar al de las mujeres, cuando no mayor. Un hombre maltratado es aquel que es habitualmente agredido, en forma física o verbal, por su esposa, sus hijos o por quienes conviven con él. Por el tipo de sociedad patriarcal en la que vivimos, la golpeada suele ser la mujer, por lo que a un hombre le cuesta admitirlo y no se atreven a denunciarestos hechos, porque los ven como algo que puede afectar a su hombría. La percepción común es que los hombres nunca son las víctimas de la violencia doméstica.
Para resolver el problema debemos liberarnos de este tabú y tener un acercamiento más objetivo del problema. En este caso como sucede con la mayoría de los problemas de violencia familiar, la situación empeora día tras día y los maltratos aumentan puertas adentro y con más de un cómplice. Si bien cuando se habla de violencia familiar se suele pensar en la agresión física, el maltrato verbal o psicológico es a veces mucho más doloroso, según explica el sitio tnrelaciones.com
“Mi situación empezó desde un principio en el matrimonio, llevamos apenas 7 años y cada vez que no le doy en el gusto en algo me empieza a tratar mal, es como una niña malcriada a sus 35 años. Y me pregunto, qué sucedería si yo no fuese tan pasivo, pero la escucho y le pido que se calle porque me da vergüenza por los vecinos y me voy a sacar el auto. Hasta los niños me preguntan por qué me reta tanto la mamá y eso sí me da pena ya que se dan cuenta”. Así comenzó su realto Héctor, un trabajador de 39 años, quien explicó su experiencia en este momento de su matrimonio, pero que aún no denuncia el maltrato de su esposa.
“Como Héctor hay hombres que soportan maltrato sicológico sin reconocerlo, la agresión verbal es más citada ante los profesionales por los hombres que por las mujeres. La desautorización frente a los hijos es sumamente agresiva para los hombres y la más frecuente porque las mujeres violentas verbalmente, se aprovechan y excusan en la defensa de sus hijos para menoscabar y denigrar a sus cónyuges. Y de esto la comunidad tiene poca conciencia ya que se efectúan sólo en la intimidad. La principal causa reside en el hecho de que se trata de matrimonios enfermos, aunque los problemas económicos, la falta de trabajo y las adicciones aumentan las formas de violencia, las principales causas son el deterioro de la relación de la pareja y la incompatibilidad de caracteres, que empiezan a chocar y llegan los malos tratos”. Así lo explicó el sicólogo Petar Radic al ser consultado por este tipo de agresión.
Además el especialista agregó que los hombres creen en la ideología patriarcal que les impone estereotipos rígidos con respecto a lo que se espera de ellos como hombres fuertes en la relación de parejas. Entonces el ser golpeado o maltratado sicológicamente, implica no cumplir con el estereotipo convencional. La mayoría de los hombres no denuncian por temor y vergüenza, porque no quieren perder a sus hijos y al qué dirán.
En consecuencia, este aumento en las denuncias ratifica que cada vez hay menos temor a recoconocer y enfrentar el problemas de las agresiones al interior del hogar, el problema radica en la existencia de parejas con un elevado nivel de estrés y en un círculo de agresividad verbal que se usa como mecanismo de resolución de los conflictos de pareja. Por esto, también es aconsejable reeducarse en las relaciones afectivas y en el modo de comunicarse, propiciando instancias de diálogo y encuentros de la pareja a fin de reconocer el o los problemas del matrimonio.
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