Cada vez que tenemos la oportunidad de atender a alguien de forma sana cubriendo su necesidad, estamos desarrollando nuestro gen altruista que nos proporciona el bienestar de estar actuando como un verdadero ser humano.
Todos tenemos la necesidad de ofrecer atención sana para sentirnos auténticos seres humanos, por esto cuando transitamos sólo canales de atención tóxica con las relaciones que tenemos establecidas, sentimos el impulso a tener conductas altruistas con cualquier desconocido o en alguna ONG.
Cuando creemos que damos cobertura a alguna necesidad del otro por la satisfacción del deber cumplido o para no sentirnos culpables, lo sentimos como una obligación o una responsabilidad y esto no da el bienestar que reconocemos cuando hacemos lo mismo pero en conexión con nuestro gen altruista, sintiendo la gratitud por tener la oportunidad de poder llevar a cabo esa acción.
Si desarrollamos el espíritu de cooperación en el desarrollo de la tarea profesional y no nos comunicamos en estado de “secuestro emocional”, además de la satisfacción de asegurar la supervivencia, sentiremos el bienestar de estar desarrollando el gen altruista que nos va humanizando, recuperando la alegría de ir a trabajar por la oportunidad que nos brinda para sentirnos auténticos seres humanos.
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