martes, 15 de octubre de 2019

Trascender es superar un límite, una necesidad.


El ser humano tiene este potencial porque su esencia que es la creatividad, el amor, lo hace posible. 

Aquello que está más allá de los límites naturales es posible gracias a la capacidad que tiene el ser humano de trascender sus necesidades, cuando pueden dejar de ser necesarias porque la falta de cobertura no le llevó a la muerte. En esto consiste la adaptación, la plasticidad del cerebro humano hace posible su evolución, en ir trascendiendo necesidades,  creando otras nuevas que sirvan de guía y protección hasta que dejen de ser necesarias porque su falta de cobertura tampoco lleva a la muerte.

Descubrir que tenemos esta capacidad   permite iniciar un cambio de actitud frente a sí mismo y frente a los demás. Cuando descubrimos necesidades porque no tienen cobertura y no hemos muerto,  empieza a transformarse la mirada hacia mí mismo y hacia el otro, porque entendemos que todos hacemos lo que necesitamos hacer en cada momento y no podemos hacer lo que no necesitamos hacer, aunque creamos que nos conviene y tengamos el deseo. La trascendencia nos permite dejar necesidades atrás, creando otras nuevas que proporcionen la seguridad en el cerebro reptiliano que permita percibir de forma sana, lo que en un principio percibimos de forma tóxica, por transmisión cultural y por imitación del modelo transmitido.

La percepción de sí mismo como apertura amorosa a la posibilidad de poder percibirlo todo como perfecto lleva a  la evolución, inundándose de vitalidad  y confianza.

El ser humano tiene luz propia, porque el infinito potencial creativo del que dispone le permite percibir todo lo que le mete en estado de secuestro emocional como una oportunidad  para desarrollar ese potencial creativo  que le irá humanizando mientras que pasado, presente y futuro se  funden en un eterno presente que es lo único de lo que disponemos y lo único que podemos afrontar.


La esencia humana es bondadosa porque sólo contiene amor, la creatividad permite amarlo todo porque podemos percibir todo con los ojos del amor. Sin embargo, a través de la evolución y como resultado de la necesidad de supervivencia muchas veces ha sido necesario que el cerebro reptiliano nos llevará a generar conductas que aseguraban la supervivencia, aunque no fueran amorosas,  pero en este momento evolutivo ya la supervivencia real no está en juego, por lo tanto podemos descubrir la bondad de la condición humana desarrollando la compasión por ese cerebro reptiliano que siempre nos protegió de morir y nos seguirá protegiendo si no de la muerte física, si de la muerte psíquica.

El infinito potencial creativo de la condición humana ofrece la posibilidad de generar preguntas y respuestas que lleven a  poder descubrirnos, entendernos y amarnos, independientemente de las conductas que pudimos llevar a cabo por necesidad, recordando que para el cerebro reptiliano todas las necesidad  son cuestión de supervivencia. Así empezaremos a sentir la compasión por los otros y por nosotros mismos que nos permitirá amarnos  incondicionalmente.



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