En verano es
frecuente compartir mucho más tiempo con la pareja y generalmente los dos están
sintiendo frustraciones continuas porque se encuentran con muchas más
necesidades al descubierto y esto lleva a que los dos empiecen a sentir miedo a
todo lo que puede suceder que les pueda llevar a la ruptura.
Si pudieran
entender que la frustración es una oportunidad para transformar una necesidad
no cubierta por el otro en posibilidad, porque su cobertura depende del otro no
de ellos mismos, no habría conflictos, sino evolución por ambas partes. Porque
la única manera de evolucionar es transformar las necesidades que su cobertura no
depende de nosotros, en posibilidades que se darán o no, quedando libres de
ellas para siempre.
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