Las dos necesidades que
nos distinguen de los animales a los seres humanos, es enseñar al que no sabe y atender al que lo
necesita. El gen altruista nos lleva siempre a buscar la cobertura de estas
necesidades desplegando el infinito potencial creativo para ir avanzando en el proceso de
humanización.
La educación transmitió
estas dos necesidades humanas como deberes desde el cerebro mamífero por supervivencia del individuo y a su vez para
asegurar la supervivencia del grupo.
Podemos observar que
todas las religiones y luego todos los sistemas políticos parten del cerebro
mamífero creando deberías, que fueron posibles gracias a la creatividad del
cerebro humano. Por esto todo lo que aprendimos como deberías desde el cerebro
mamífero ahora podemos descubrir que los
podemos transformar de forma creativa en posibilidades para sentir el bienestar
que produce percibir y afrontar lo que sucede desde nuestro cerebro humano,
favoreciendo el proceso de humanización.
Así vamos descubriendo, poco a poco, un estado de bienestar nuevo, que no es producto de la ausencia de
malestar, como reconocemos la salud como un estado natural y no por ausencia de
enfermedad, que proporciona el cerebro humano, percibiendo y afrontando lo que
nos va presentando la vida de forma eficaz, distinguiéndolo del bienestar por
el deber cumplido porque nos libra de la culpa y del castigo que nos puede
sobrevenir por el incumplimiento de un deber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario