Sólo si una madre ha aprendido a amar incondicionalmente a sus hijos, es decir a no comunicarse con ellos en estado de secuestro emocional, podrá sentir que sus hijos siguiendo el modelo, tampoco lo hacen con ella y pueden amarla cuando sienten que no se lo merece, porque saben que es cuando más lo necesita.
Los hijos sólo pueden ofrecer a sus padres como amor, lo que ellos mismos recibieron como amor.
Todo puede ser perfecto cuando el cerebro se abre a la posibilidad de que todo puede llegar a ser percibido como perfecto, pasando del pensamiento convergente al pensamiento divergente.
Con la TERAPIA EDUCATIVA-EXPERIENCIAL DE ESCUCHA en Atención Individualizada, las personas mientras van hablando, van descubriendo que sólo pueden amar a sus padres como les quisieron a ellas. Y poco a poco con mi acompañamiento van desplegando su creatividad para crear su propia forma de amarlos, original, única e irrepetible que les lleva a sentirse libres para amarlos incondicionalmente, aunque les parezca que no se lo merecen, comprendiendo que ellos fueron víctimas de su cerebro mamífero, introyectado por la fusión de los cerebros mamíferos de sus progenitores, proceso imprescindible para haberse podido desarrollar como seres humanos, sintiendo la gratitud y la compasión por todos sus antepasados que hicieron posible su estancia en este mundo. Todo esto es un proceso. No es una meta, es un horizonte esperanzador.
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