Muchas veces nos preguntamos por qué seguimos repitiendo algún comportamiento a pesar de saber que no nos lleva al objetivo que buscamos. La respuesta es que en estos casos aún no ha desaparecido la necesidad porque no hemos hecho llegar con amor al cerebro reptiliano la información que le permita transformar dicha necesidad. El cerebro reptiliano no entiende de consecuencias, sino de buscar la cobertura de la necesidad, es el cerebro de los instintos, de la supervivencia. Esto explica que muchas veces después del gusto de cubrir una necesidad, viene el disgusto de las consecuencias de haber dado cobertura a dicha necesidad.
Con la TERAPIA EDUCATIVA-EXPERIENCIAL DE ESCUCHA en Atención Individualizada, las personas mientras van hablando y con mi acompañamiento, van descubriendo cuántas veces después de sentir el gusto de hacer lo que necesitaban hacer, se encontraron con el malestar de las consecuencias y poco a poco van entendiendo que cuando sienten frustración es porque una necesidad no ha sido cubierta y puede ser una oportunidad para transformar la necesidad en posibilidad en lugar de buscar la cobertura, como si fuera una cuestión de supervivencia, pagando un precio muy caro. Recordando así que siempre serán esclavos de sus palabras y dueños de sus silencios y de que no siempre les conviene buscar la cobertura de la necesidad cuando no se produce de forma espontánea. Todo esto es un proceso. No es una meta, es un horizonte esperanzador con infinitas posibilidades desde el pensamiento divergente.
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