Es
muy importante entender que cada vez que quedamos afectados por una conducta de
nuestro hijo, no es por la conducta, sino por la percepción que hacemos de
dicha conducta y si nos comunicamos en estado de afectación, recriminando,
amenazando, culpabilizando, castigando, premiando etc, estaremos ejerciendo
violencia en nombre del amor y por su bien.
Este
modelo de ejercer violencia por amor es el que los hijos irán grabando en su
cerebro y más pronto de lo que imaginamos empezarán a reproducirlo con todas
las personas que aman, ejerciendo violencia por amor y percibiendo la violencia
de los que le quieren, como muestra de amor.
Hablando
con Manuela de cómo perciben las conductas no deseadas de sus hijos, irán siendo
conscientes de que las afrontan con violencia, porque es el modelo educativo
transmitido, que exige obediencia imponiendo la autoridad, pero tiene poco de
amoroso y que éste será el modelo de amor que reproducirán. Todo esto es un proceso que se inicia
hablando de cómo perciben a sus hijos y sus comportamientos.
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