Tanto niños como adultos siempre recordamos las experiencias compartidas, en cambio, los regalos los olvidamos antes o después. Por esto el regalo preferido por todos es tiempo compartido sin enfados, ni exigencias, ni recriminaciones, ni amenazas, sólo disfrutar de lo que vaya surgiendo con palabras amorosas y de gratitud por la experiencia que estamos viviendo.
Para esto, es muy importante entender que lo importante no es la actividad que vamos a compartir, sino cómo la percibimos y cómo la vamos afrontando según se vaya presentado.
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