martes, 6 de septiembre de 2022

La familia es la primera escuela para la convivencia.


Si hablas con tu  hijo de las consecuencias que puede tener para él y para todos una conducta que no te gusta, en lugar de criticarle y castigarle, aprenderá a amarse y por su propio interés irá transformando las conductas por las consecuencias que prefiera evitar, fomentando así el espíritu de la cooperación porque sentirá  que contribuye al bienestar de todos.


Si te resulta difícil distinguir los castigos de las consecuencias
 hablando  con Manuela, podrás ir entendiendo que las consecuencias son las que se conocen antes de las acciones y suelen ser disuasorias,  y los castigos son los que se imponen después y generalmente no corrigen la conducta, sino que la radicalizan, buscando la afectación de los padres. 


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