Nuestros hijos nacieron con el cerebro mamífero en blanco y empezaron a grabarlo por introyección del modelo de sus padres, haciendo una fusión entre el cerebro mamífero de la madre y el del padre. Aquí radica su originalidad, va mandando información al cerebro reptiliano que va creando todas las percepciones necesarias para sobrevivir, desarrollándose como un ser humano. Sin modelo no es posible la supervivencia y es lo que explica la gratitud que siente, en lo más profundo, cada ser humano hacia sus progenitores, independientemente de sus conductas.
La terapia educativa-experiencial de escucha te facilita
que mientras vas conversando con Manuela de lo que no te gusta de tu hijo vayas
descubriendo que lo aprendió de ti y que siempre lo rechazaste en ti,
consciente o inconscientemente, porque lo percibías como malo y tienes la
oportunidad de reconocerlo dentro de ti, descubrir en qué te benefició y aceptar
como algo bueno tuyo y de tu hijo lo que siempre rechazaste. Conversar es un proceso transformador continuo con un horizonte
esperanzador, para reconocerte como modelo de tus hijos.
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