Sus miradas se cruzaron después de muchos años y se fundieron en un mudo abrazo lleno de deseo. Cuando sus brazos se aflojaron volvieron a mirarse con incredulidad, su sueño se había hecho realidad y las primeras palabras que cruzaron fueron ¿Tienes tiempo para tomar un café? Y ella respondió, ¿se te ha olvidado que para ti siempre tengo tiempo? Cogidos de la mano se dirigieron a la cafetería donde tantos cafés se habían tomado haciéndose confesiones y declarándose lealtad mutua. Impregnados del el olor de café que llenaba el aire evocaron tantos recuerdos que les llevó a pensar que el tiempo que no se habían visto no había existido, los recuerdos de lo vivido estaban intactos desde el día que él decidió desaparecer porque no era capaz de despedirse para siempre de ella, pero el destino le cambió los planes para enseñarle a diferenciar las decisiones, que no son otra cosa que ilusiones, de lo que sucede en cada momento, que es lo único real.
12-05-2023
Manuela
Álvaro Alonso
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