Nueve meses de espera.
Desde que te descubrí en la pantalla,
paseaste por mis sueños.
Mientras más se acercaba tu llegada,
más increíble se me hacía tu presencia.
Desde que te descubrí en la pantalla,
paseaste por mis sueños.
Mientras más se acercaba tu llegada,
más increíble se me hacía tu presencia.
Y así de forma natural y
espontanea,
en la madrugada del sábado,
mientras algunos disfrutaban de la fiesta,
anunciaste a mamá con algunos dolorcitos,
que se acercaba el momento
de poder descubrir esa carita,
que tantas veces soñé.
en la madrugada del sábado,
mientras algunos disfrutaban de la fiesta,
anunciaste a mamá con algunos dolorcitos,
que se acercaba el momento
de poder descubrir esa carita,
que tantas veces soñé.
Te hiciste de rogar.
Deslizándote a tu ritmo
por el canal del parto,
sin oxitocina, ni epidural,
con el amor de mamá y papá
se produjo el alumbramiento.
Deslizándote a tu ritmo
por el canal del parto,
sin oxitocina, ni epidural,
con el amor de mamá y papá
se produjo el alumbramiento.
Y por fin, te conocí
a las cinco de la tarde.
Te miré por primera vez
y me llené de ti.
Mi piel se erizaba mientras te miraba,
las lágrimas rodaban por mis mejillas,
y mi niña interior saltaba de alegría
al sentir que podría acompañarle
como lo hacia con ella,
y que me querría tanto,
como ella me quería.
a las cinco de la tarde.
Te miré por primera vez
y me llené de ti.
Mi piel se erizaba mientras te miraba,
las lágrimas rodaban por mis mejillas,
y mi niña interior saltaba de alegría
al sentir que podría acompañarle
como lo hacia con ella,
y que me querría tanto,
como ella me quería.
Manuela Álvaro Alonso
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