miércoles, 7 de octubre de 2015

A MI NIETO PABLO


Nueve meses de espera.
Desde que te descubrí en la pantalla,
paseaste por mis sueños.
Mientras más se acercaba tu llegada,
más increíble se me hacía tu presencia.

Y así de forma natural y espontanea,
en la madrugada del sábado,
mientras algunos disfrutaban de la fiesta,
anunciaste a mamá con algunos dolorcitos,
que se acercaba el momento 
de poder descubrir esa carita,
que tantas veces soñé.

Te hiciste de rogar. 
Deslizándote a tu ritmo
por el canal del parto, 
sin oxitocina, ni epidural, 
con el amor de mamá y papá 
se produjo el alumbramiento.

Y por fin, te conocí
a las cinco de la tarde.
Te miré por primera vez
y me llené de ti.
Mi piel se erizaba mientras te miraba,
las lágrimas rodaban por mis mejillas,
y mi niña interior saltaba de alegría 
al sentir que podría acompañarle
como lo hacia con ella,
y que me querría tanto, 
como ella me quería. 


Manuela Álvaro Alonso

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