Es urgente que los padres y educadores entiendan que los niños vienen a este mundo a ofrecer la oportunidad a los mayores de cubrir sus dos necesidades puramente humanas, enseñar al que no sabe con amor y atender al que lo necesita con amor, para poder humanizarse, si no lo hacen con amor cada día se parecerán más a los mamíferos adultos con sus crías, imponiendo la obediencia para evitar el castigo.
Los niños desean tocarlo todo, preguntarlo todo, experimentar, descubrir, aprender divirtiéndose, etc. Si les obligamos a estar callados, a no interrumpirnos, a no llorar, a hablar bajito y a no moverse de la silla, lo que tendremos en realidad son criaturas bien adiestradas, pero muy temerosas, que no se atreverán a explorar, por tanto sólo harán lo que está permitido para evitar enfadar al adulto y el castigo que suele venir detrás y convertirse muy pronto en un adicto a la obediencia, impidiendo así el desarrollo de la autonomía y la responsabilidad que les permita ser libres buscando respuestas desde lo que le conviene, no desde lo que tiene o debe hacer.
Con la TERAPIA EDUCATIVA-EXPERIENCIAL DE ESCUCHA en Atención Individualizada, los padres, madres y educadores mientras van contando situaciones cotidianas, pueden ir tomando conciencia de que cuando perciben los comportamientos de los niños de forma tóxica, se activa su cerebro reptiliano, entrando en Estado de Secuestro Emocional y desde ese cerebro y en este estado, ofrecen atención tóxica, adictiva y destructiva, estableciendo canales de atención tóxica que radicalizan dichas conductas. Es un proceso.
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