La vida es una continua experimentación a partir de la que vamos construyendo nuevos aprendizajes de forma consciente o inconsciente. Esto explica que los premios y castigos que durante siglos resultaron ser educativos porque promovían el desarrollo de la autonomía y la responsabilidad, en este momento evolutivo sólo consiguen la obediencia o la desobediencia a la autoridad como una técnica de adiestramiento, pero nunca lleva a desarrollar el espíritu crítico, ni el sentido común, ni la conveniencia, ni la intuición, por lo que serán esclavos de buscar una autoridad a la que obedecer o desobedecer como hacen los animales mamíferos cuando son adiestrados.
Con la TERAPIA EDUCATIVA-EXPERIENCIAL DE ESCUCHA en Atención Individualizada, las personas mientras hablan de sus propias experiencias van descubriendo que mientras más se empeñan en corregir conductas a base de castigos o incentivar otras ofreciendo premios, son muchos los casos en que radicalizan las que quieren corregir y no aparecen o lo hacen por poco tiempo las que desean, estando siempre en función del valor que le den al premio. Y poco a poco van comprendiendo que sólo desplegando la creatividad del cerebro humano permite descubrir respuestas eficaces y satisfactorias para conseguir el objetivo, creando así canales de atención sana que facilitan los vínculos afectivos sólidos y estables protegiéndoles de ser captados por cualquier movimiento sectario donde los obedientes o desobedientes son buscados como candidatos ideales. Es un proceso.
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