En este momento evolutivo muchos padres están convencidos de que es educativo ofrecer compensación, refuerzo positivo le llaman, por cada comportamiento que aprueban y quieren que su hijo repita, sin darse cuenta que esto es lo que hacen los adiestradores de focas por ejemplo, cada vez que hacen una acrobacia reciben un pescado y esto para adiestrar animales es muy eficaz porque seguirán repitiendo la acción mientras reciban el pescado.
Sin embargo, como un niño no es una foca y su cerebro tiende a normalizarlo todo, cuando normaliza el premio ya no es suficiente para que repita la conducta, necesita un estímulo diferente o superior para seguir percibiendo el premio detrás de la conducta. Por esto, es muy importante que los padres y educadores descubran que educar no es adiestrar, premiando las conductas que desean que repitan.
La TERAPIA EDUCATIVA-EXPERIENCIAL DE ESCUCHA en Atención Individualizada, facilita a la persona que mientras va hablando y con mi acompañamiento vaya cayendo en la cuenta de qué lo que cree que es educar, simplemente es adiestrar, y va entendiendo por qué su hijo ha dejado de tener comportamientos premiados por ella o por su educador en la escuela y empieza a poner la creatividad en marcha para ir ayudándole a que relacione su conducta con las consecuencias que tiene para él, facilitando así que desarrolle la autonomía y la responsabilidad que es el objetivo de la educación, no que se haga adicto a los refuerzos positivos: regalos, halagos, promesas y los busque de forma compulsiva. Todo esto es un proceso. No es una meta, es un horizonte esperanzador con infinitas posibilidades desde el pensamiento divergente.
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