Cuando el cerebro
reptiliano o instintivo simplemente se adapta desplegando la elasticidad, no
hay transformación de la percepción y por supuesto sigue percibiendo malignidad
en la persona o en la vida, que pone delante la situación que produce
frustración y/o miedo a la frustración.
Sin embargo, cuando
el cerebro reptiliano o instintivo, haciendo uso de su plasticidad despliega la
creatividad, le va quitando la malignidad a la persona y a la situación transformándolas
en benditas, quedando así de forma espontánea transformada la necesidad no cubierta en posibilidad o
transcendida para siempre.
El cerebro
reptiliano o instintivo, ante cada situación que lo activa siempre lleva a cabo
el proceso que es necesario porque conviene. Cuando usa la elasticidad hay un
cambio para adaptarse sólo hasta que sea necesario, en cambio cuando usa la
plasticidad hay una transformación irreversible. Generalmente estos procesos
suceden de forma inconsciente y sólo podemos descubrirlos una vez que han
tenido lugar y entenderlos, para poder recuperar la paz mental que necesitamos
recuperar cada vez que la perdemos.
El cerebro
reptiliano o instintivo percibe, piensa, siente y actúa como necesita en cada
momento, porque es lo que conviene en
cada momento, por eso estamos en continua transformación que hace que no seamos estáticos, sino dinámicos.
Nuestra infinitud consiste en las infinitas posibilidades que tenemos de percibir lo que sucede dentro y fuera de nosotros.
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