Conversar es un
proceso transformador continuo con un horizonte esperanzador, que en el caso de que sea con niños, facilita
que tanto niños como cuidadores se sientan satisfechos por el tiempo
compartido.
Los niños siempre
están buscando atención a través de la palabra en cuánto empiezan
a hablar, por eso siempre están creando preguntas que continuamente
hacen a cuidadores, dándoles la
oportunidad de devolverles sus propias preguntas para que ellos puedan ir
aprendiendo a buscar primero sus respuestas, antes de darles las suyas.
Muchas de las
preguntas que hacen los niños a sus cuidadores no se las han hecho ellos mismos
y devolviéndoles la pregunta les da tiempo a elaborar su respuesta, tomando
muchas veces las de los niños como referentes.
Hay muchas
preguntas que hicimos cuando éramos niños a nuestros cuidadores que no tuvimos
respuesta y en muchos casos tuvimos castigo por hacerlas o amenazas para no
repetirlas más, por eso muchos
adultos a muy temprana edad
dejamos de preguntarnos muchas cosas que nos preguntábamos de niños y esto
explica que haya tantas personas que no
tengan desarrollado el espíritu crítico con el que nacieron para sobrevivir y
sólo obedezcan ciegamente a quien reconocen como autoridad, sin cuestionarse
nada y que resulte tan fácil la captación para todos los movimientos sectarios
creados y los que van a seguir creándose continuamente.
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