Recordando que la realidad no existe, que
lo que existe para cada uno son sus percepciones de la realidad, entenderemos
que no se trata de cambiar nada, ni dentro ni fuera de nosotros, porque no
existe, lo que si podemos cambiar es la percepción que tenemos de lo que sucede
fuera y dentro de nosotros, que es lo único que existe para cada uno.
Una vez que hemos entendido lo expuesto anteriormente ya podemos descubrir que tenemos la capacidad de transitar la vida rumbo a la felicidad, y que cada vez que perdemos el rumbo hacia la felicidad, es decir, que nos sentimos afectados por algo, es porque hemos percibido algo de una forma que nos da la oportunidad de desplegar la energía creativa de la frustración y el miedo para poder transformar la percepción existente en una nueva, que nos permita seguir transitando la vida rumbo a la felicidad, para seguirnos humanizando.
Nuestras percepciones sólo las podemos
descubrir cuando perdemos el rumbo hacia la felicidad y después cuando las
transforma el cerebro instintivo o reptiliano, volvemos a recuperar el rumbo
hacia la felicidad. Este proceso de transformación que lleva a cabo el cerebro
instintivo siempre lo inicia en el momento conveniente, ni un minuto antes ni
uno después, como en el resto de los
procesos de transformación de la naturaleza.
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