Si educas a tus
hijos para que reconozcan en ti la autoridad y te obedezcan en nombre del
cariño y por su bien, estarás enseñándoles a buscar autoridades a las que
obedecer para sentirse como en casa, y cuando empiecen a sentirse autoridades
para ti, te exigirán que los reconozcas así y que les obedezcas también en nombre del cariño y por tu bien, como tú
les enseñaste sin ser consciente claro.
Esto explica que resulte tan fácil captar jóvenes para movimientos sectarios porque siguen este procedimiento, primero reconocen una autoridad que entienden que les quieren y que todo lo que les ordenan es por su bien para ascender en la jerarquía y que luego sean otros los que le obedezcan a él. No olvidemos que esto resulta tan fácil porque hay muchas personas que entendieron que todos los castigos que sus padres les infligieron fueron porque se lo merecían y porque les querían y por su bien.
Si tu hijo es
desobediente te da la oportunidad de dejar de dar órdenes y aprender a educarle
acompañándole a que él vaya aprendiendo de sus propias experiencias y
desarrollando así sus instintos y el espíritu crítico que le llevará a rechazar
la autoridad, tanto a padecerla como a ejercerla, y nunca la confundirán con el
cariño. Esto les protegerá de todos los peligros que la vida les irá poniendo
delante por el momento social que les ha tocado vivir.
Si necesitan
ejercer autoridad y que les obedezcan con un perro lo conseguirán todos los días y mientras,
sigan aprendiendo a acompañar a sus hijos a transitar la vida para que puedan
ir construyendo aprendizajes a través de sus propias experiencias para que
puedan ser autónomos afectivamente y no tengan que comprar el cariño con la
obediencia.
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