No hay familia que sea inmune a los efectos de la droga, las sectas y otras conductas compulsivas. Muchas veces, aparecen estas conductas, aun cuando los padres han hecho todo lo posible por evitarla y cuando han tenido a su disposición toda la información necesaria.
Los niños que, por una razón u otra, se sienten socialmente aislados pueden inclinarse hacia el uso de drogas. Involúcrese en la vida de sus hijos. Preste atención a cómo se sienten sus hijos, enseñándoles que sólo se aprende de las experiencias, dándoles toda la información que consideren necesaria, invitándoles a experimentar, recondándoles que ustedes siempre estarán disponibles para escucharlos y sacar el aprendizaje de lo vivido, sin juzgar, ni recriminar.
Un ambiente familiar abierto y acogedor, donde los niños se sientan cómodos al hablar sobre lo que sienten, piensan y hacen, donde no se habla de exitos ni fracasos, ni de aciertos ni errores, sino de experiencias que aportan conocimientos ydonde se refuerce la confianza en el potencial creativo que cada uno tiene para afrontar eficazmente lo que le va sucediendo, hará que los niños se sientan cómodos al acercarse a sus padres con preguntas y preocupaciones. Cuando los niños son juzgados, recriminados y castigados por sus progenitores, por conductas no deseadas, generalmente, no consiguen que desaparezcan dichas conductas, porque en muchos casos se convierten en fuentes de atención, en el inconsciente, tóxicas, compulsivas y adictivas, es más se perpetuan dichas conductas, quedando condenados inconscientemente a repetir las conductas de forma compulsiva. Buscando el afecto, el apoyo y respuestas a sus importantes preguntas fuera de su núcleo familiar, con el riesgo que esto conlleva.
Manuela Alvaro Alonso
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