El modelo que aprendimos venía del cerebro mamífero que es el que contiene la conciencia colectiva basada en la jerarquía. Para poder ejercer la autoridad era necesario aprovechar la energía del estado de Secuestro Emocional para afrontar los conflictos y conseguir lo que necesitábamos que el hijo/a hiciera o no hiciera a través de la violencia, como hace cualquier mamífero para asegurar la supervivencia de cada uno y de la especie.
En este momento evolutivo, el cerebro que está activo tanto en padres como hijos es el humano, que contiene la conciencia individual basada en la horizontalidad, todos somos iguales. Sin embargo, los padres seguimos recurriendo a la violencia cuando estamos afectados por la conducta del hijo/a y cuando nos comunicamos o actuamos en estado de Secuestro Emocional generalmente lo único que solemos conseguir es establecer un canal de atención tóxica, adictiva y destructiva y lejos de erradicar o corregir la conducta, la radicalizamos y la frustración y/o el miedo va aumentando. Por esto es necesario que entendamos que lo único sano que podemos ofrecer cuando estamos en estado de Secuestro Emocional es silencio para no establecer un canal de atención tóxica, adictiva y destructiva.
Con la TERAPIA EDUCATIVA-EXPERIENCIAL DE ESCUCHA en Atención Individualizada, las personas pueden empezar a reconstruir sus experiencias con los hijos/as, percibiendo los conflictos como una oportunidad para desarrollar el infinito potencial creativo descubriendo respuestas eficaces, que les llevará a sentirse cada vez un poco más humanas y un poco menos reptilianas. Es un proceso.
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