Cuando el estado de enamoramiento se acaba porque el cerebro reptiliano se desactiva al normalizar la presencia de la otra persona en nuestra vida, entramos ya en el amor que conocemos porque fue el que nuestros padres nos ofrecieron desde su cerebro mamífero, el amor mercantil puro y duro: ”Si haces lo que yo necesito que tu hagas te quiero mucho, si no lo haces te amenazo con dejar de quererte, para intentar que lo hagas, por miedo a perder mi amor”.
Este amor mercantil cuando nuestro cerebro estaba en jerarquía creaba las necesidades que faltaban en el otro por el miedo a perder su amor y las personas que se querían se iban cubriendo así las necesidades, entendiendo que todos ponían el mismo esfuerzo, y haciendo ajuste de cuentas cuando no era así, para que el saldo de los dos fuera cero y nadie tuviera deuda con nadie “hoy por ti, mañana por mí, porque nos queremos claro”.
Con la TERAPIA EDUCATIVA-EXPERIENCIAL DE ESCUCHA en Atención Individualizada, las personas mientras hablan de sus propias experiencias, se van dando cuenta que siempre que se enamoraron, mientras duraba este estado no evaluaban cuanto ponía cada uno, porque el amor que sentían les llevaba a dar todo lo que necesitaban dar, no daban por inversión para luego recoger lo mismo del otro o por lo menos una compensación y que este estado se pasaba y daba lugar al amor mercantil. Así van descubriendo la posibilidad que tienen de permanecer en el estado de enamoramiento, sin estar en estado de secuestro emocional, sólo por la oportunidad que tienen de vincularse en pertenencia. Es un proceso.
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