La curiosidad es un impulso que nos lleva siempre a estar buscando nuevos descubrimientos y aprendizajes, esto es lo que explica la evolución de la especie, que el ser humano siempre está buscando descubrir algo que todavía no sabe. Nunca se conforma, porque nunca siente que lo sabe todo.
Este impulso a la búsqueda no desaparece con la edad, aunque si puede ser desplazado de la conciencia a determinada edad por la educación recibida, pero se manifiesta cada vez que nos encontramos con una adversidad y somos capaces de normalizarla de una forma instintiva para no morir.
Con la TERAPIA EDUCATIVA-EXPERIENCIAL DE ESCUCHA en Atención Individualizada, las personas mientras hablan de sus propias experiencias, van descubriendo que en su interior siempre está la curiosidad por entender la vida, entender a los otros y entenderse a ellos mismos. Por esto cuando empiezan a ver la posibilidad de saber cómo funciona su cerebro y que su infinito potencial creativo les puede llevar a ir entendiendo poco a poco la vida, a los otros e incluso a ellos mismos, empiezan a sentir curiosidad por aprender a construir aprendizajes nuevos a través de sus propias experiencias. Esta es la motivación que les falta a los niños y jóvenes, porque el sistema educativo ha bloqueado su curiosidad natural, al no promover desde que empiezan la escolarización que construyan aprendizajes, sino que memoricen conocimientos. Esto les lleva a que sólo experimenten frustración, perdiendo la confianza en que tienen esa capacidad, bloqueando así la curiosidad natural que les lleva a no tener motivación por construir nuevos aprendizajes y así empiezan a comprender que el fracaso es del sistema y no de los escolares. Es un proceso.
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