Las vacaciones pueden ser una oportunidad para que los padres observen a sus hijos y se vean reflejados en ellos. Lo que no les guste ver en ellos, en lugar de intentar corregirlo con órdenes, amenazas, castigos o recompensas, es mucho más eficaz y satisfactorio desplegar la creatividad para ofrecer un modelo diferente y que ellos lo vayan imitando de forma inconsciente hasta que el comportamiento no deseado vaya desapareciendo mientras normaliza el nuevo. Los niños no pueden desobedecer si no reciben órdenes.
El cerebro mamífero del niño siempre está atento al modelo que ofrecen sus padres, no a lo que dicen, sino a lo que hacen y de lo que hablan entre ellos para poderlo imitar y así identificarse con ellos, sentirse pertenecientes a ellos mientras se va creando el vínculo de la pertenencia, que todos los mamíferos crean con la manada y que el ser humano establece con sus progenitores como unidad indisoluble.
Con la TERAPIA EDUCATIVA-EXPERIENCIAL DE ESCUCHA en Atención Individualizada, las personas mientras hablan de sus propias experiencias, van descubriendo que ellos se reconocen perfectos imitadores de sus padres, sobre todo en lo que menos les gustaba de ellos y a su vez descubren que también sus hijos son un fiel reflejo de lo que ellos dicen y hacen y concretamente más acentuado en lo que menos les gusta de ellos y que ni siquiera eran conscientes de que lo hacían o decían. Cuando toman conciencia de que son perfectos imitadores e imitados a la vez, empiezan a sentir la apertura a la posibilidad de ir creando un modelo nuevo para ofrecérselo a sus hijos, basado en hacer y decir ellos lo que les gustaría que sus hijos hicieran y dijeran Es un proceso.
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