El cerebro reptiliano siempre está transformando y transcendiendo las necesidades que pueden dejar de ser necesarias y creando otras nuevas que empiezan a ser necesarias. En esto consiste la evolución continua del ser humano.
Este proceso es inconsciente y no depende de la intención ni de la atención sino de la necesidad instintiva de asegurar la supervivencia y el bienestar.
No hay mal ni bien que cien años dure ni cerebro que lo resista, porque en él reside el instinto de normalizar todo lo que no puede cambiar y así dejar de percibirlo. Esta es la plasticidad que tiene el cerebro humano gracias al infinito potencial creativo que le va humanizando cada vez que lo despliega.
Con la TERAPIA EDUCATIVA-EXPERIENCIAL DE ESCUCHA en Atención Individualizada, las personas mientras van hablando y con mi acompañamiento, van descubriendo cuántas percepciones se han ido transformando dentro de ellos de forma espontánea y cuántas veces lo intentaron con la voluntad o la intención y que pocas veces lo consiguieron sintiendo una gran frustración porque creaban el debería en su cerebro mamífero, pero el cerebro reptiliano no creaba la necesidad que lo hiciera posible. Y así van sintiendo la compasión por ellos mismos y por los otros, recuperando la humildad y la confianza en su propio cerebro reptiliano y en la vida. Todo esto es un proceso.
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