Es muy importante para los padres y educadores entender que el llanto es
la forma natural de desahogar el miedo y la frustración para poder
permanecer al lado del niño tranquilos,
sin prisa, en silencio y sin tocarle, hasta que remita el llanto para no
interrumpir el proceso natural de salir de la emoción para volver a la calma.
Cuando cesa el llanto es muy importante acompañar al niño con el corazón
abierto y en silencio, sólo escuchando lo que él vaya diciendo y si busca un
abrazo se lo damos en silencio hasta que vuelva a su estado normal. De esta
forma el niño aprenderá que puede
desahogar la frustración y/o el miedo en compañía y no buscará hacerlo solo o
en presencia de alguien que puede tener intereses particulares.
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