miércoles, 23 de junio de 2021

Función social de la educación

 

Todos los seres humanos desde que nacen hasta que mueren tienen una predisposición innata a construir nuevos aprendizajes, por esto la educación es el arte de hacer germinar las semillas interiores que se desarrollan no por la fuerza, sino promoviendo experiencias para sacar conclusiones por ensayo-error.

La educación como desarrollo integral permanente de la persona está basada en la comprensión necesaria para que tenga lugar el proceso de enseñanza-aprendizaje, no en la memorización que sólo desarrolla la capacidad  de repetición.

El aprendizaje comienza  en la familia, los padres son los primeros educadores y ofrecen como amor, lo que como amor recibieron, transmitiendo su modelo de forma inconsciente y que los niños imitan de forma espontánea.

En este momento evolutivo, mientras el objetivo de  la escuela no sea  construir seres humanos felices capacitados para seguir construyendo aprendizajes durante toda la vida, la familia puede hacer esa labor de compensación.



El maestro igual que los padres no pueden enseñar todo lo que saben, sino promover que a través de las propias experiencias de manera rápida y satisfactoria puedan ir construyendo aprendizajes por ensayo-error, facilitando así que no pierdan la curiosidad por seguir construyendo aprendizajes que desarrollen su humanidad y les permita fluir con lo que la vida les presente, descubriendo respuestas eficaces y satisfactorias.

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