Sólo cuando los padres aprendan a educar a sus hijos para cooperar y ser solidarios unos con otros, estarán educando para la paz con ellos mismos y con los demás.
Todavía hay muchos padres y educadores que entienden que hay que reprimir y castigar a los violentos para corregirlos, con comportamientos iguales o más violentos si cabe, y esto lleva a educar para la guerra con ellos mismos y con los demás, aunque no sean conscientes.
El ser humano es pacífico por naturaleza porque tiene un gen altruista que, de forma espontánea, le lleva a atender al que lo necesita y enseñar al que no sabe. Sin embargo, los niños desde muy pequeños imitan el modelo de sus padres y educadores que es premiar a los buenos con amor y castigar a los malos con violencia.
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