Estabamos abrazados mirando al mar, ensimismados en nuestros recuerdos, cuando de repente empezó a contarme un recuerdo que acababa de venir a su mente. Yo escuchaba el ruido del mar de fondo, mientras ella me iba relatando que un lunes al amanecer se dio cuenta que el corazón de su marido no latía, yacía a su lado, desnudo como nació, con la piel fresca y el semblante de estar dormido plácidamente. Y le pregunté ¿cómo te sentiste? Se le iluminó la mirada y me explicó que se sintió muy contenta porque al final se había cumplido su deseo desde el día que se casó, permanecer juntos en la salud y en la enfermedad, en la felicidad y en la adversidad hasta que la muerte les separará. Me siguió explicando que se había cumplido un sueño que ni tan siquiera soñó nunca y que pudo descubrir que la historia que había vivido con él había sido una historia de amor incondicional con final feliz.
3-11-2022 Manuela Álvaro Alonso
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