Cuando descubrimos que sólo podemos darnos amor mercantil desde el cerebro mamífero, igual que sólo podemos ofrecer amor mercantil a nuestros seres queridos, podemos entender por qué sentimos culpabilidad, nos exigimos y nos castigamos cada vez que hacemos, sentimos o pensamos algo que creemos que no es correcto, igual que culpamos a los otros cuando hacen, sienten o piensan de forma incorrecta. La culpabilidad, la exigencia y el castigo son las manifestaciones del amor mercantil del cerebro mamífero para corregir sentimientos, pensamientos y acciones que están grabadas en él como no correctas. Esto es lo que explica que tengamos tanta tendencia a imponernos sentir, pensar y actuar como formas de amarnos y por nuestro bien, como nos decían los que nos ofrecieron ese modelo, padres y educadores.
En este momento evolutivo nos encontramos muy frecuentemente con que ni conseguimos corregir a nadie, ni conseguimos corregirnos nosotros mismos, creando canales de atención tóxica, adictiva y destructiva, radicalizando las conductas no deseadas en los otros y en nosotros mismos.
Con la TERAPIA EDUCATIVA-EXPERIENCIAL DE ESCUCHA en Atención Individualizada, las personas mientras van hablando de la forma que tienen de tratarse cuando tienen comportamientos que no les parecen correctos, van descubriendo que es la misma con la que tratan a sus seres queridos cuando no hacen lo que ellos entienden como correcto, pudiendo sentir la compasión por ellos mismos y por los demás. Es un proceso.
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