Como todo depende del cristal con el que se mira, cada vez que tu hijo te hace una pregunta en lugar de darle rápidamente tu respuesta que ya sabes que es producto de tu percepción, le puedes invitar a que busque él primero su respuesta y así podrás descubrir cuál es la percepción que tiene.
Comprobando si es igual que la tuya o diferente.
Así tendrás la oportunidad de ir conociendo a tu hijo al tiempo que te vas conociendo a ti mismo y vas facilitando que descubra sus percepciones transmitidas y que cuestione las que le produzcan malestar y le impidan dar lo mejor de él, para que las pueda transformar.
Hablando con Manuela de las preguntas que te hace tu hijo y de las respuestas que le das puedes ir tomando conciencia de tus percepciones y entendiendo que para que tu hijo aprenda a pensar necesita que le acompañes a buscar sus propias respuestas que pueden ser iguales o diferentes a las tuyas.
Todo esto es un proceso. No es una meta, es un horizonte esperanzador con infinitas posibilidades porque recuerden: todo depende del cristal con el que se mira, y cada uno tiene sus propias respuestas y siempre son acertadas.
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