La lluvia no vuelve
para arriba, en la vida no hay retrocesos, todo va siempre hacia adelante, nada
va hacia atrás, aunque a veces creamos que sí, pero vuelve a ser la percepción
la que nos hace creer eso. En la vida de una persona todo suma, nada resta.
El cerebro humano
siempre está procesando el pasado para elaborar posibilidades en el futuro y en
paralelo va afrontando el desafío del presente, minuto a minuto.
La felicidad no depende de lo que te sucede, sino de cómo percibes lo que sucede, que te llevará a pensar, sentir y actuar de una determinada manera y es la percepción lo único que puedes transformar, no lo que sucede, transformándose así, de forma espontánea e inconsciente, los pensamientos, los sentimientos y los comportamientos.
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